miércoles, 8 de marzo de 2017

Tristeza, mucha tristeza. Tristeza en el corazón de la tierra que camino, tristeza en el camino, tristeza en mi corazón. Y ahora también rabia. Y lo mejor de todo esto es que también me lo he buscado.

Cruzando un puente que se está desatando sobre el abismo. Si llego al otro lado, muero, pero no quiero matarme antes de llegar. Así es. Me odio y me interno en el fuego, qué me importa lo que vaya a quedar.

Tanto, tanto desprecio guardo esta noche que mañana quizá despierte espantada.

Odio, odio, odio… odio que me falten palabras. Odio haber adorado tanto las palabras, más que a la vida, luego haber peleado con las palabras, creyendo que entraba en la vida; odio luego haber querido volver porque sin palabras, sin saber cómo nombrar la vida, resulta que ésta se escurre, sólida, por encima de mis manos y lo que quiero es retorcerla.

Sal, agua de mis ojos. Exprime a mi pobre, sucio corazón.

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