lunes, 30 de marzo de 2009

La tía

No es un gran cuento, relatos de viaje ni confesiones de asesinato. Es mi tía, que llegó a las nueve menos veinte, desde Argentina. Es enfermera. Me cuenta las historias que escucha. Y ella, contándome esas historias, es ahora esta historia. En este papel, en esta pantalla, ella es la reina y la protagonista. El centro del universo. El oído y la voz bajita que hacían las preguntas en el hospital donde trabaja, mis ojos.

Oigo ahora, por ejemplo, a la viejita que todos los días va a tomarse la presión. Vive a la vuelta de la esquina del hospital, con su sobrina. Los enfermeros la llaman “el terror”. Es que a ella le encanta conversar...o mejor dicho, hacerse escuchar. Y todo lo que cuenta son penas, todos los días.

Aunque este es un hospital de obreros, viene ella, que no lo es. Como es italiana, su embajada se encarga. “No hace falta que venga todos los días”, dice mi tía que le dice. Pero vuelve.

Podemos también imaginar la expresión de mi tía, de 50 años, al ver a la chica de dieciséis que vino con su madre para el primer control médico del bebé. Al tercero fue sola y nerviosa. “Es que mi novio no me deja salir ni a la puerta, tuve que escaparme”, temblaba. Y mi tía, asustada también. “Es que allá los novios matan a las novias”, me aclara, con una cara que parece tener instalada una expresión de entre discreción y escándalo.

Así pasa la vida cuando en vacaciones no está, la tía. Noche por medio hace turno en otro hospital. Llegar, hacer la planilla de los medicamentos que debe dar durante la noche, hacer el pedido para el día siguiente, dar los medicamentos, partir. Y en cada camilla está cada enfermo. Los viejitos son fácilmente reconocibles cuando se levantan en la mitad de la noche. Sus pantuflas hacen un shh rítmico.

“Hasta ahora, no se me ha caído ningún paciente”, cuenta, con una media sonrisa. Me alegro, con ella. Ojalá la viejita italiana no la extrañe demasiado; no sé si desear que mi tía la vuelva a encontrar a su regreso.

24-03-09

Vou plantar minha terra

Ya está llegando el frío, hace dos días comenzó el otoño. En las impresionantes (por lo grandes, por lo viejas) construcciones del ex matadero municipal, hay tres alas. En la de la izquierda será la proyección de hoy: Vou plantar minha terra, entre las mejores películas seleccionadas por la CLACSO, parte del ciclo de cine de esta semana. El tema general del concurso fue “Experiencias de autoorganización y lucha”. Por estos lados de la tierra no falta esa fuerza, y por ello no se repiten los temas, los lugares, ni los títulos de lo que se presentará. Encontramos documentales desde Argentina, Bolivia, Chile, Brasil, voces de los lugares que le pisaron la garra a los intentos criminales de hacer de los sueños mercancía.

En la sala, alta y profunda, aunque angosta, hay sillas plásticas verdes en dos bloques y una alfombra gris que en pleno centro tiene la mesa con el proyector y el dvd. La proyección comienza tarde porque no hay demasiada gente. Un hombre de bigote y pelo café presenta la película y avisa que –es brasilera- no tiene subtítulos en español. Sólo en portugués y en inglés. ¿Cuáles preferimos?

Comienza. Subtítulos en inglés. Imágenes de anónimos recortadas sobre un titular de periódico: “los dueños de la tierra son ellos” y una música lenta, repetitiva, casi ritual.

Así entramos al momento preciso de una reunión previa a una toma de tierras. “Si yo tuviera tierra, la amaría. Viviría en ella, dormiría en ella, comería en ella”. Los otros, los que tienen los papeles oficiales, viven en otro lado.

….

El campamento fue quemado. Ellos esperan, allá. Y la función queda inconclusa, acá. Se apaga el reflector pero no se apaga el resplandor de verdad. No por que su imagen se borre de la pared blanca están ellos desapareciendo. Siguen allá, bien cerca, caminando. Ocupando, resistiendo, produciendo.

domingo, 22 de marzo de 2009

Ya llegó!

"Y...el zapato es para..."

Toda la indignación que ahogaste en risa, las abarcas, cáscaras de plátano, y miradas de censura que te aguantaste por respeto al diálogo o a la ciencia, puedes descargarlos acá. Bienvenid@ a la nueva sección de hidradelcuento.

Tomamos la posta del periodista iraquí Mountazer al-Zaïdi.
Ojo, al aportar no te olvides de especificar el objetivo del zapatazo, el por qué...y no olvides desde qué lado se lanzan los zapatazos...y desde cuál, los misiles.

Y el zapato es para....

No es nada personal. Déjenme recordar y compartir una frase que por su frescura y contundencia... quedó grabada en la Historia:

"¿Cómo van a ser mayoría los indios, si sólo se los ve en las esquinas pidiendo limosna?"

Uuuh... Habrá qué ver hasta qué punto ciertos ocios son creadores, y hasta qué punto,como fenómenos sociales, son un problema. Qué vergüenza.
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Zapatazo. Este dicho, irreproducible en otras circunstancias, sale nuevamente a la luz para inaugurar la nueva sección del blog.
Se recibe sugerencias para la próxima entrega de: "Y el zapato es para..."

MI PORVENIR

Acabaré de una vez por alcanzar un país de sonrisas.
Una brisa formada de caricias ya me lleva hacia él.
Se me invita, está ahí, me aguardan, se sabe que llego.
Porvenir, puesto que debes, puesto que vas a invadirme,
lleguemos a tiempo, escucha, más de prisa, acércate, atráeme,
porvenir, puesto que debes, puesto que vienes...

André Michaux

Allá adentro están...

Jorge Navarro

Fue tan valiente como para morir de tristeza
hablaba en las asambleas
y una vez hizo un periódico
tenía un acordeón
pero sabía que hay deber de cantar
y otro de morir
murió con los pies engusanados
por el lodo de bocayito
pero resucitó
el mismo día
y por todos los lados

Leonel Rugama

Magia en un hoy y medio

El mago Rizzuto no conocía ningún truco. Su número era bien sencillo: golpeaba su galera con una varita azul y luego esperaba que apareciera una paloma.
Naturalmente, la total ausencia de dobles fondos, de mangas hospitalarias y de juegos de manos conducía siempre al mismo resultado desalentador. La paloma no aparecía.
Rizzuto solía presentarse en teatros humildes y en festivales de barrio, de donde casi siempre lo echaban a patadas.
La verdad es que el hombre creía en la magia, en la verdaderamagia. Y en cada actuación, en cada golpe de su varita azul estaba la fervorosa esperanza de un milagro. Él no se contentaba con las técnicas del engaño. Quería que su paloma apareciera redondamente.
Durante largo tiempo lo acompañaron la desilusión y los silbidos. Otro cualquiera hubiera abandonado la lucha. Pero Hirsuto confiaba.

Una noche se presentó en el club Fénix. Otros magos lo habían precedido. Cuando le llegó el turno, dio su clásico golpe con la varita azul. Y desde el fondo de la galera salió una paloma, una paloma blanca que voló hacia una ventana y se perdió en la noche.
Apenas si lo aplaudieron.
(...)

Alejandro Dolina

Epitafio I

Y así murieron, felices para siempre.

A Paul Lafargue y Laura Marx, valientes suicidas, entre otras cosas, va dedicado este homenaje mediocre, pero suspirante, suspiroso y melancólico.

Nacer

Necesito un cuarto más cercano a la puerta de la calle
Una radio conectada a mi cerebro, con transmisión ininterrumpida de la violencia en el mundo
¿Ante qué, sino, se prueba hoy la fuerza de la ternura?

¿Cómo, sino, será destilado el centro cristal?
¿Dónde, templada la voluntad de la semilla
de los frutos de la rabia?

31/12/08