miércoles, 3 de diciembre de 2008

lunes, 1 de diciembre de 2008

Si uno puede preciarse de tener ciertos órganos internos (real y metafóricamente hablando) en orden, hay un tema que seguramente alguna vez ha pensado, sufrido o invocado. El olvido...

Octavio Paz dice que nosotros no decidimos qué evocar y qué no. Son los recuerdos quienes nos piensan, quienes nos buscan y nos atrapan. Si recuerdo bien. Por lo visto, este recuerdo me está ignorando.

Mi madre dice que uno sufre porque quiere (ya específicamente hablando de recuerdos dolorosos). "Cambiar de sintonía", así como se cambia de estación de radio, apretar un botón en algún lugar del alma (cerca a donde Mafalda quiso alguna vez colocar una curita) y...a otra cosa.

Quizá entre las cosas que el ser humano nunca debe permitirse perder está la esperanza de sanar. "Lo que dolería por siempre/se desvanece/La vida es más compleja de lo que parece." Arriba Drexler.
Real y sinceramente: muchas gracias, pero no.

¿Por qué?

Toda arrogancia de creerse único y centro del mundo es irrisoria. Sin preguntarme antes, en el colegio gastaron incalculables horas intentando convencerme. Fue una cátedra de hipocresía.


¿Y si existiera Dios? No sería (o no "es") un +Dios vengador; ese no existe. No existe el Dios cómodo ni tranquilo. En tiempos como el actual, no es (o no "sería") seguidor suyo quien cierra los ojos y afirma que "no cree que haya esclavos", sino mas bien quien puede hablarle de "tú a tú" y decirle:

"Vos sos el Dios de los pobres/el Dios humano y sencillo / el Dios que suda en las calles / el Dios de rostro curtido"

Este Dios es turbulencia, es el padre de aquel genio que arrojó a patadas a los mercaderes del lugar sagrado. Es aquel que esperanzó a los ricos diciéndoles que podrían entrar al Cielo el
día en que floreciera el chuño. Desde entonces estos señores desarrollan cohetes (para llegar más rápido) y modifican lo que sea necesario para que florezca lo que en gana les venga.

Bah, el Dios en el que yo creería no se enseña en la escuela. En todo caso, y como Pessoa escribió una vez:

Si Dios es los arboles y las flores/y los montes y la luz del sol / Para qué llamarle Dios?

domingo, 30 de noviembre de 2008

amigos muertos

En aquella época en que parecía no haber más opción...hubieron tres que tomaron el nombre de un héroe de Teoponte y arriesgaron sus vidas. Las perdieron. Para tratar con quienes tienen las balas y el odio verdadero, habían sido necesarias otras armas, menos sangre y más paciencia. ¿De dónde surge ésta hoy? El mundo no está hecho sólo de individuos, señor. Por allí se encuentra la respuesta.


miércoles, 26 de noviembre de 2008

olvidos

La obsesión de Luis era olvidar. Quería que cada milagro ocurriera por primera vez, que su alma borroneada mantuviera la credulidad que hace ya mucho tiempo había decidido perder. Por salud, por ahorro de tiempo; vaya a saber uno por qué.

Acababa de dejar el cigarro apagado dentro de un cenicero metálico. No llevaba agenda telefónica, ni escrita ni en celular, y con el índice derecho temblando junto a su labio inferior, intentaba recordar si había pedido el número de María.

Luis estaba profundamente convencido de que esto lo hacía no por hobby o pasión pequeño burguesa sino por sobrevivir, al igual que tomar café, al igual que caminar gacho y nervioso, huyendo de cualquier mirada, de cualquier cruce de palabras peligroso (calificación que merecían casi todas sus conversaciones con el sexo opuesto)

A María, todo esto no le importaba. Como al día siguiente también necesitaría desayunar y tomar fuerzas para aguantar esta puta vida, llamó a Luis y le confirmó la tarifa que por la urgencia le cobraría. Luego, se maquilló.

martes, 25 de noviembre de 2008

uno

Todo lo que quedó del primer artículo de este blog son un par de palabras sueltas. Por alguna misteriosa combinación de teclas, el resto se borró. Era un comentario a un artículo sobre aquel niño chino cuyo corazón está latiendo casi a vista de todo el mundo, protegido por una delgada capa de piel, por fuera de las costillas. Con foto y todo. Gran tema para hablar de morbo, de preguntas innecesarias, de respuestas que se agradecen a pesar de dejarnos aún más confundidos.