martes, 1 de septiembre de 2009

Entre...

El material para trabajar está listo sobre la mesa.

Están libros abiertos en la página precisa. Y la mayoría son fotocopiados, sin remordimientos, pues la librería me saboteó perfectamente cuando intenté buscarlos en original.

Hay cosas muy normales acá, esta noche acompañándome. La tacita de cedrón que vacié me mira desde su digna posición, al lado de la pantalla. Hay un micrófono que cuelga entre mi cara y la pantalla, sin tener nada que hacer allí; o mejor: nada que oír de mí.

Hay incluso una biblia (más a la derecha, y sin comentarios) que me enseña su encuadernación casi desencuadernada, y me hace recordar un poco a los desvaríos de mi abuelita, que creo que tampoco tiene dientes.

Las ideas para trabajar están ordenadas en mi cabeza.

Ya pensé la estructura en que las voy a presentar. Están legalmente plagiadas y "originalmente" complementadas.

Hay ideas bastante cuerdas acá, esta noche. No he ido en vano a la biblioteca a doblar la espalda y escribir a mano durante todo el día de hoy. Pero aparte, hay otras ideas que creo que son las verdaderas culpables de esta cínica improductividad.

Es que la racionalidad ha entrado en terreno prohibido. Entró con su balde de barro allí donde no hay esquemas, donde no hay verdades ni posesiones; y en compensación recibes lo que Jodorowsky definía como "el resplandor de la verdad": poesía. Ha disecado la fruta y robado la semilla. Y yo no soy ningún pretexto que hoy pueda...

Y...ya, después de esa declaración de tono "intimista" (con profusión de sombras y casi casi de palabras difíciles); decepcionada de la vida y ya toda convertida en una fría empresaria al servicio del capital, me voy a afilar algunos dardos de la explotación: la "insensibilidad" y el conocimiento al servicio del fascismo.

Yaa.....¡Se habián creido! Je Je. Eso NUNCA sucederá; porque aunque hay enfermedades incurables (tan parecidas al cólera, en síntomas, dice), hay luchas y rabias inquebrantables también. Nos vemos en la cancha.

Hora de trabajar, aunque en verdad esté soñando con una siesta en medio de alguna selva sin mosquitos, lejos, leeeeejos. Aj...esta pasión por lo imposible, tan específico, tan imposible. Ni modo. Va más allá de la razón....¿o no?